En tu casa ¿quién lleva los
pantalones? Cualquier persona que oiga esto
sabrá qué significa la frase hecha “llevar los pantalones", hace
referencia a la persona que toma
decisiones, tiene el poder, a la que se le asocia una prenda de ropa masculina.
La expresión evidencia la creencia de que el poder es masculino. Así, se acostumbra a relacionar lo masculino y femenino con
diferentes características. En general la racionalidad, la autoridad, el
control y el poder se suelen asociar a lo masculino, mientras que las mujeres se
tienden calificar como sensibles, comunicativas, serviciales y con interés por
las otras personas.
Por qué de este artículo:
Hace unas semanas @MartaPastor twitteaba la noticia “En la última década se ha duplicado el número de mujeres en las fuerzas armadas” interesante como todo lo que twittea.
En todo caso nos llamó la atención la foto que ilustraba
la noticia:
Una señora militar luciendo en su uniforme una hermosa
corbata, cosa que siempre me ha producido
desagrado. En el caso de las organizaciones la frase hecha “¿en tu casa quién lleva los pantalones?”
se podría asimilar a: “y en tu empresa ¿quién
lleva la corbata?”
Edgar Schein, psicólogo social y
profesor del MIT (Massachusetts Institute of Technology), argumenta que el
estereotipo que relaciona la dirección con la masculinidad es una de las
principales dificultades para las mujeres líderes y que afecta negativamente a
las mismas en los procesos de selección y promoción a puestos directivos. Es lo
que el autor llama “think manager- think male” (pensar en dirección-pensar en
masculino). De este fenómeno también se hace eco
el estudio "Mujer y Liderazgo en el siglo XXI" , véase la pág. 203 “a la persona que acepta el puesto de
responsabilidad se le atribuyen más
rasgos masculinos (tales como ambición, egoísmo, agresividad) que a la persona que no lo acepta”.
Pues bien, volviendo a las corbatas, los uniformes, e
incluso las denominaciones de determinados puestos de trabajo, también
cronifican este estereotipo y dejan clara evidencia de lo mucho que aún nos queda por avanzar en igualdad
de oportunidades. Les voy a poner un ejemplo: ¿se acuerdan ustedes cuando las
azafatas de vuelo eran azafatas?, un puesto de trabajo claramente feminizado
hasta que los hombres se fueron incorporando pero, ¿como azafatos? No! Como
auxiliares de vuelo. El puesto de trabajo es el mismo pero no deja de ser curioso el
cambio de denominación, algo más glamourosa...
De la misma manera a los hombres
incorporados se les cambió el uniforme y se diseñó uno para ellos. Cosa que,
dicho de paso, me parece de lo más normal.
Pero ¿qué ocurre cuando es al revés?, cuando son las
mujeres las que se incorporan a puestos masculinizados?. Pues que las señoras se
disfrazan de señores para poder hacer su trabajo. Como si la autoridad, el
poder, la seguridad o la competencia profesional técnica fueran parejos a lo
masculino y ahí es donde cobra protagonismo esa pieza de ropa: la corbata, de
uso por lo general masculino.
Veamos también algunos ejemplos en los uniformes de:
Porque si ya nos parece un anacronismo la frase "quién lleva los pantalones" no caigamos en el mismo error con "las corbatas"
Mar Gaya